EL CRIMEN NO PAGA …LA SEGURIDAD SE PAGA
Nuevamente la comunidad de vecinos de Bosque Valle anda convulsionada, inquieta y me atrevería a decir que temerosa ante hechos de violencia contra sus miembros acaecidos en fecha reciente. El intento de secuestro de que fue objeto un vecino a las puertas de su vivienda, además del impacto emotivo, nos trajo a la mente hechos lamentables como el que les narrara en la edición del mes de septiembre de 2010, en el cual fui testigo presencial del disparo que recibió uno de nuestros vecinos por parte de dos delincuentes juveniles extraños a la comunidad, así como las recordadas “quemas” de vehículos en la urbanización.
Actos como esos, y los demás respecto de los cuales no hemos tenido información, causan una mezcla extraña de sentimientos encontrados que van desde el desconcierto hasta la rabia ante la impotencia por la imposibilidad de hacer nada y sobre todo por estar conscientes que ello nos puede pasar en cualquier momento a nosotros o a los miembros de nuestra familia. Estos sentimientos si bien comprensibles por nuestra naturaleza humana, más allá de alterarnos y encomendarnos exclusivamente a Dios, deben más bien comprometernos con serenidad pero con firmeza, en la toma inmediata de medidas que tiendan al menos a minimizar los actos delictivos dentro de la urbanización. Para ello, además de las actitudes y medidas de seguridad que como personas podamos tomar individualmente, no existe otra vía distinta a la contratación de un confiable servicio de seguridad para la urbanización.
Entiendo por “ servicio de seguridad” al conjunto de normas preventivas y operativas, que con apoyo de procedimientos, programas, sistemas, y equipos adecuados , permiten neutralizar, minimizar y controlar los efectos de actos ilícitos o situaciones de emergencia, que afecten y lesionen a las personas y los bienes . Vista de esta manera, la seguridad constituye un servicio, al igual que el de energía eléctrica, telefonía, agua potable o gas domiciliario, el cual, como es lógico, tiene un costo económico para la comunidad. El costo de este servicio, dependiendo de lo ambiciosos que seamos (cantidad de equipos y número de vigilantes) en nuestro caso, por el número de unidades de vivienda, podría resultar relativamente bajo.
Pienso que como en otras ocasiones lo he expresado, ya es tiempo que asumamos de manera directa los gastos por los distintos servicios que demanda la comunidad, siendo el de seguridad de urgente contratación ya que debemos al menos tomar las precauciones que aconseja la experiencia y no permitir que continúen los actos delictivos dentro de la urbanización, ya que éstos podrían tener consecuencias aún más graves en las vidas y bienes de los vecinos, que los hasta ahora cometidos. Valga la pena recordar el caso de la Urbanización Ciudad Alianza en Valencia, que por cierto reseñamos en la edición de marzo de 2008, donde hubo que esperar una víctima mortal, para que la comunidad reaccionara e implementara medidas de seguridad.
